viernes, 24 de agosto de 2012

Segunda etapa, Munich: la Hofbräuhaus.


Como os contábamos en nuestro primer post de Munich, ahora os vamos a llevar a dar un paseo por la ciudad. Pero, pensándolo mejor, igual hacemos un alto en el camino, ya que nos hemos cansado mucho, y empezamos por el final del paseo… ¡porque tenemos muchas ganas de entrar a la Hofbräuhaus!

Para aquel que aún no conozca o no haya oído hablar nunca de este lugar, la Hofbräuhaus es… cómo decirlo… un sitio de culto, una catedral erigida en honor a la cerveza, con sus techos abovedados decorados con pinturas, sus diversas y enormes salas y su gran patio, sus enormes mesas corridas que acabas compartiendo con todo hijo de vecino, incluido algún japonesito que no hace más que sacar fotos… en fin, un paso obligatorio en tu estancia en esta ciudad.

Esta cervecera tiene su historia. Aquí, entre sus paredes, en concreto, en uno de los salones del segundo piso, Hitler comenzó su andadura, aquí dio su primer discurso de la nacionalsocialista, poniendo las bases del partido nazi, el 24 de febrero de 1920. Pero hay que decir que, en honor a la verdad y a esta mítica cervecera, nada tiene que ver con esta oscura época alemana, ya que su historia y su recorrido se inicia mucho más atrás, en 1589: en este mítico lugar se fabrica y se consume CERVEZA, ni más ni menos. Obviamente, la cerveza que se sirve es la suya propia, la que en la Hofbräuhaus se elabora de acuerdo con la Ley de la Pureza de nuestro buen amigo Guillermo IV de Babiera, por lo tanto no encontraréis una carta de cervezas al uso, solamente una carta de tamaños (medio y un litro – ya que estamos, ¡lo más recomendable!) y variedades (dankelbier-cerveza negra, weissbier-cerveza tostada, etc), todo ello preferiblemente acompañado de un buen bretzel (estos panecillos con forma de corazón enroscado y sal, estupendos). Eso sí, para el que considere que tanto alcohol tiene que verse acompañado de una buena comilona alemana también podrá optar por ello, sin ir más lejos nos podremos comer un buen codillo, podremos escoger dentro de un soberano repertorio de salchichas bávaras, algo de carne de caza baja en calorías, etc, todo muy recomendable y exquisito.
Además, es muy probable que durante vuestra visita a la Hofbräuhaus se os amenice la velada con la típica orquesta de músicos bávaros vestidos con su típico atuendo, sin ningún desperdicio, y, a la par, también podréis ver la famosa imagen de la típica camarera alemana con sus tropecientasmil jarras de litro por cada mano: todo muy típico, muy bávaro, muy impresionante.
Para visitar la Hofbräuhaus cualquier hora del día es buena, al mediodía (nos sorprendió ver a primera hora de la mañana a algún alemán bebiendo cerveza), a la hora de la comida, después de comer, por la tarde después de patearse la ciudad o a la hora de la cena.
Para terminar, a la hora de salir, hay una tienda con los productos típicos de la tienda. Te venden jarras, vasos, posavasos, camisetas…, si vuestro vuelo de vuelta a casa no es con Ryanair (recordad, un bulto por persona, ejem) animaros y compraros una jarra de la Hofbräuhaus (nosotros decidimos ser “legales” desoyendo algún “sabio consejo” de algún amigo que más animaba a realizar algún tipo de hurto sobre las jarras en la que bebimos, en fin, ya se sabe, el alcohol…). Luego en casa, con el paso del tiempo, lo agradeceréis!
¡Qué!, ¿os habéis quedado con sed? No os preocupéis, que en Munich no será por cervecerías. Os seguimos contando pero hasta entonces… Guten drinken!



jueves, 16 de agosto de 2012

Primera etapa, Munich: A pie por Marienplatz


Una buena manera de tomar un contacto con esta ciudad es a través de una visita guiada y, a pesar de que nosotros no nos solemos decantar mucho por esta opción ya que nos gusta más ir a nuestro aire, en este caso optamos por ello y escogimos a la empresa Radius Tours. Lo bueno, puedes conocer los principales lugares de interés de la ciudad en unas tres horitas para luego ir a tu aire y profundizar en lo que más atención te haya llamado; lo mejor aún, son visitas en principio "gratuitas", en las que tú decides al finalizar las mismas la “propina” que le quieres dar al buen mozo/a que se ha pasado un rato bueno explicándote todo y respondiendo a todas tus preguntas. Nuestra impresión final, totalmente recomendable, un tiempo muy bien invertido.



Pues eso, a lo que vamos. Esta visita da comienzo en el centro neurálgico de la ciudad y uno de sus emblemas, en Marienplatz. Aquí se encuentra el Ayuntamiento antiguo (Altes Rathaus, más moderno que el nuevo) y el Ayuntamiento nuevo (Neues Rathaus, más viejo que el antiguo). Este reboltijo de tiempos se debe a que el Ayuntamiento viejo fue en su mayor parte derruido por las bombas en la II Guerra Mundial, y su reconstrucción a imagen fiel (como muchísimos de los edificios de la ciudad) fue posterior a la construcción del Ayuntamiento nuevo que, aunque también se vio afectado por las bombas, no llegó a ser destruido en su totalidad. Respecto a este último y magnífico edificio que domina la plaza, hay que decir que merece la pena estar un rato mirando su fachada y, sobre todo, su precioso reloj que relata la historia de cómo Munich llegó a ser ciudad independiente. Esta plaza es uno de los emblemas de la ciudad, y se llama así porque en el centro se encuentra una columna coronada por una imagen de la Virgen María en dorados colores.




También en esta plaza se encuentra la Peterskirche, o iglesia de San Pedro, que es la iglesia más antigua de Munich, y en la cual hay una torre a la que se puede subir y contemplar unas vistas impresionantes: incluso si se tiene la suerte de contar con una mañana soleada se puede llegar a ver, orientándote hacia el sur, los imponentes Alpes. Y bueno, mirando hacia el norte, el resto de la ciudad. Es fácil imaginar que para un futbolero la mirada se dirigirá hacia el parque olímpico donde se encuentra el bonito estadio olímpico, antiguo campo de fútbol del Bayern de Munich, antes de trasladarse al Arena Staduim.


Después de esta visita por las alturas, de nuevo hay que echar a andar, así que… ¿qué os parece que este camino os lo contemos en el siguiente post? Y sí, tranquilos… llegará el turno de la cerveza, que la hay mucha y muy buena!!!


martes, 14 de agosto de 2012

De viaje por Alemania


Comenzamos nuevo viaje, nuevas rutas, nuevos descubrimientos que hemos tenido el placer de vivir a lo largo de nuestras pequeñas escapadas por estos mundos de Dios: y así hasta llegar a Alemania, el país de los alemanes, digo.

Lo primero que tenemos que decir sobre nuestro viaje a Alemania es que los prejuicios con los que podíamos ir eran totalmente incorrectos: normalmente suele pasar que los prejuicios acaban siendo anulados por los juicios reales que haces cuando compruebas la realidad. Y en este caso, desde nuestra impresión, así fue.

Alemania es un país plagado de gente agradable, ciudades y pueblos abiertos, se vive la calle, la fiesta, son ciudades habitables, cómodas, orientadas al peatón y al ciclista, es decir, humanas… vamos, un país que nos cautivó. Pero bueno, lo mejor es empezar por el principio, ¿no? Así que ahí vamos.

Para llegar a Alemania tenemos varias opciones. Actualmente la mejor opción son las compañías aéreas de bajo coste que operan desde distintos aeropuertos de España. Nosotros salimos, claro está, desde el que más a mano tenemos, desde Parayas, en Santander. El vuelo nos llevó a Franckfurt (Franckfurt Hann). Es un aeropuerto situado a una hora de Franckfurt que recuerda cuando vas tomando tierra los tiempos pasados de este país, ya que es un aeropuerto que se usó como base aérea de la zona occidental durante la Guerra Fría, y los hangares militares se ven por todos los sitios.

Una vez allí, tienes dos opciones: la primera y por la que comúnmente se suele optar, coger un autobús que en una horita un poco larga te puede llevar a varias ciudades alemanas próximas; y la segunda, por la que nosotros optamos, un coche de alquiler y poner directamente rumbo al destino escogido: en nuestro caso el destino fue Munich.
Fue un viaje largo, de unas 4 horas, y por carreteras alemanas plagadas de carteles inentendibles (vamos, carteles en alemán, con cosas escritas como Ausfangh o mucho peores…) a pesar de nuestros pinitos en alemán, pero no hay nada que un Gps no lo pueda solucionar, ¡va a resultar que estas maquinitas funcionan!

Ahh, aquí llega nuestra primera gran impresión de Alemania. Durante el viaje paramos en una estación de servicio donde había bar/tienda/restaurante. Pero, ¿por qué había unos comederos en la puerta del bar/restaurante?, ¿acaso es que pueden poner comida y bebida a los perritos en la entrada? Pues va a resultar que sí: en Alemania el perro es un miembro más de la familia, y así lo pudimos comprobar al poco de llegar a este país. Ahora bien, los baños de las áreas de servicio suelen ser de pago, a nosotros nos tocó abonar 0,5€ per capita: nuestro asombro inicial -unido a un poco de indignación tipycal spanish por tener que pagar por ir al baño- se tradujo en satisfacción al encontrarnos unos baños limpios como pocos, modernos, amplios… vamos, lo dicho, primera gran impresión la que tuvimos de este país!!!


Y bueno, finalmente llegamos a nuestra primera ciudad de destino: München, capital del Länder de Baviera, motor alemán y europeo al fin y al cabo, un auténtico placer y un descubrimiento. Yseguiremos…

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