viernes, 28 de octubre de 2011

CUARTA PARADA DE NUESTRA HONEY MOON: NI MÁS NI MENOS QUE TAHITI (LA POLINESIA FRANCESA).

Sí, pequeñas almas viajeras, habéis leído bien: ¡hemos estado en la Polinesia Francesa! Incluso nosotros mismos nos lo tenemos que repetir de vez en cuando porque aún no nos podemos acabar de creer que hubo un día en el que tocamos el cielo con las manos… Y es que, a pesar de alguna noticia un tanto macabra que, casualmente, últimamente ha salido en la prensa sobre turistas alemanes devorados por polinesios caníbales (vamos, más propio de un guión de Tarantino…), Tahiti representa el cielo en la tierra, ni más ni menos. Así que, sintiéndolo mucho por vosotros, nuestra intención a lo largo de los siguientes posts es poneros los dientes un poco largos (sólo un poco, eh, no os vayáis a pensar que somos mala gente…) recordando las dos principales escalas que hicimos en Tahiti, que además coinciden con dos de las islas que con más renombre cuentan: Moorea y Bora Bora.  
Con ello, además, os intentaremos convencer de que merece la pena ahorrar unos cuantos euritos (si la situación de cada cual lo permite) y visitar este rincón de mundo en medio del Pacífico. Sabemos que este destino muchas veces es, creemos, injustamente considerado como elitista, y es que es cierto que los billetes de avión ya te pueden costar un pico (como todo destino que implique atravesar medio mundo), pero también os intentaremos mostrar que haciendo las cosas con un poco de antelación y teniendo algo de atino en encontrar alguna oferta decente, creemos que nadie se puede morir sin haber estado en Tahiti, es decir, sin saber cómo es el cielo… Así que, rumbo al Pacífco y ¡Ia Orana!

P.D. “Ia Orana”, frase más que necesaria si se piensa visitar Tahiti, es un comodín estupendo, ya que vale por un hola, buenos días, buenas tardes, buenas noches, adios… ¡ay, cómo son estos polinesios!



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