Cuando hablamos de descanso, hablamos de El Cobijo.
Cuando hablamos de comer, pensamos en Vejer y alrededores.
Cuando hablamos de sol y playa, hablamos del Palmar, Puntapaloma, Valdevaqueros,...
Cuando hablamos de veranito, hablamos de la Costa de la Luz.
Una vez se ha pasado Sevilla, dirección Cádiz por la autopista A4, a la altura de Jerez, recomendamos coger la autovía que os lleva a Medina Sidonia, ya que este blanco pueblo está a escásamente 20 km de Vejer de la Frontera.
La primera impresión que os llevaréis al acercaros a Vejer tiene pocas palabras para explicarla. Un pueblo, totalmente blanco, en lo alto de una colina, vigilante de toda la costa y alrededores. Este, es Vejer.
Para entrar, hay que subir la colina, una carretera estrecha serpenteada, con curvas a la izquierda, a la derecha. Y de repente, en la última: Vejer. A la hora de aparcar el coche hay que tener esa pizca de tranquilidad que te da el estar de vacaciones. Es complicado, y seguramente, siempre lo dejarás en cuesta. ¡¡¡subir y bajar, así es Vejer!!
Pero descubrirás que estás en un sitio distinto. No es lo típico de un lugar de veraneo, costero, playero. El estar a unos 12 km de la costa hace que el turismo esté menos masificado, sea más tranquilo, no hay los típicos bares-restaurantes para "guiris". En definitiva, es un sitio para descansar.

Vejer es un sitio donde todo puede ocurrir. Incluso, cosas impensables, como ver a dos amigos regentando un restaurante. A simple vista, todo normal, pero lo bonito es ver como estos amigos, son uno palestino y otro judío. Esto, ocurre en Vejer.
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