Nuestros pasos se dirigen camino del norte de la península. Paraiso de la naturaleza: playas, acantilados, montañas, ríos, bosques, ..., desde el País Vasco hasta Galicia.
Empezamos la ruta en Castro-Urdiales, el pueblo más oriental de Cantabria. Es una localidad turística, pero con un encanto especial que hace que no se convierta en un destino turístico sólo de "sol y playa". El centro de Castro concentra casi toda su actividad, en el está el puerto pesquero, vigilado por la iglesia de Santa María y el Castillo-faro, un conjunto arquitectónico que se divisa de cualquier lugar.
Castro es un antiguo pueblo de pescadores que cuenta con espléndidos edificios y numerosos paseos. Podemos destacar:
- Iglesia de Santa María.
- Castillo-faro.
- Milario Romano.
- Conjunto del puente medieval y la ermita de Santa Ana.
- Ayuntamiento.
- Palacio de Ocharan.
- Casa de los CHelines.
- La Residencia (casa de cultura).
- Edificio Royal.
Este es un adelanto de lo que nos podemos encontrar paseando por esta hermosa localidad cántabra. A ello se le puede completar añadiendo la vida pesquera de puerto, el paseo marítimo con el que puedes recorrer de este a oeste todo Castro. Las dos playas que lo flanquean. La playa de Brazomar, y la playa de Ostende y el Matadero. No son unas playas que se las conozca por su extensión, pero muy agradables por el lugar donde se encuentran.
Más adelante hablaremos de la oferta cultural, deportiva y gastrónomica que hay en Castro. Tan sólo un pequeño adelanto. La oferta culinaria es muy extensa en cuanto a restaurantes, bares y tascas se refiere, casi todos ellos repartidos por las calles más céntricas
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